Mexicanos convierten basura en combustible.
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Mexicanos convierten basura en combustible.




Los desechos orgánicos pueden ser utilizados para generar energía para hacer funcionar el automóvil, en electricidad para iluminar edificios o en gas para cocinar. Así es como científicos del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) de México desarrollan una biorreefinería, el cual es un proceso que permite aprovechar la basura orgánica para obtener biocombustibles.


Dicho proceso permite convertir la basura en metano e hidrógeno, considerado por muchos expertos como el combustible del futuro debido a que su combustión no genera gases de efecto invernadero, considerados las causantes del cambio climático.


Carlos Escamilla, estudiante de doctorado del Departamento de Biotecnología del Cinvestav que encabeza la investigación, explicó que la iniciativa pretende obtener diferentes productos de una misma materia, en este caso de la basura.


"Por un lado la biorrefinería permite extraer lo más que se pueda del mismo residuo orgánico y por el otro eliminarlo al máximo, ya que si al desecho lo sometes a un primer, segundo y tercer proceso, el residuo va siendo cada vez menor", mencionó el científico.

15vo Congreso Naciuonal de Ingenierías

Este proyecto, que comenzó como una tesis de maestría, ya ha comenzado a cosechar sus primeros logros. La organización estadounidense Batelle, dedicada a reconocer investigaciones que buscan solucionar problemas urgentes en el mundo, otorgó el premio “Student Paper” al proceso desarrollado por Carlos, bajo la asesoría del doctor Héctor Poggi.




Escamilla y Poggi explican que este proceso comienza al separar la basura, ya que estos aseguran que todas las basuras orgánicas pueden ser utilizadas en la biorrefinería que proponen.


Ellos aseguran que con el gas metano obtenido de las cáscaras de fruta, los desperdicios de comida y otros residuos se puede hacer funcionar desde un microbús hasta el calentador de una casa, generando mucha menos contaminación de dióxido de carbono.


“La basura orgánica es sometida a fermentación anaerobia, con ayuda de comunidades microbianas”, explicó Escamilla Alvarado, “Estos microorganismos se alimentan de residuos y los van descomponiendo”.


En la biorrefinería propuesta por los mexicanos se utilizan, entre otros, bacterías del género clostridium, para producir hidrógeno; microorganismos conocidos como arqueas, para la producción de metano, y lactobacilus para obtener otros productos.


“Los microorganismos que estamos trabajando producen enzimas como las células, que se pueden utilizar en el proceso de producción de papel, para blanquearlo, para el deslavado de la mezclilla o en otras industrias, así como xilanasas, que tienen aplicación en la industria panificadora, para hacer un producto más esponjoso”, dice Carlos Escamilla Alvarado.


En este proceso nada se desperdicia, señalaron los investigadores. Después de obtener hidrógeno, metano, y bioproductos, los residuos que sobran pueden ser utilizados como composta o fertilizante, asegura el doctor Poggi.


El investigador precisó que si toda la basura orgánica que a diario genera el Valle de México se transformara en energía, se podrían mover más de 151.000 automóviles compactos por 10 kilómetros o mantener encendidos 900.000 focos ahorradores de 25 vatios.


De acuerdo con los experimentos de Escamilla, es posible obtener 13 mililitros de hidrógeno y 341 mililitros de metano por cada kilogramo de basura orgánica molida y procesada en un digestor.


Un proceso parecido existe ya en varios países que producen hidrógeno y metano a partir de la basura, pero lo hacen por separado. "La novedad de la investigación mexicana radica en usar la misma materia prima y en generar en un mismo proceso hidrógeno, metano y enzimas", precisó Escamilla.

Fuentes;

15vo Congreso Naciuonal de Ingenierías

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