30 Cosas que aprendí en la Universidad y no tienen nada que ver con estudiar

Hace poco me encontré una serie de imágenes que me llegaron profundamente en los recuerdos universitarios, principalmente en esa típica frase “aprovechen la universidad, porque la van a extrañar” y vean que estaban en lo correcto, todos y cada uno de los profesores que me lo dijeron, decían la verdad aunque me duela admitirlo, está por demás decir que era una etapa difícil, pero que hoy en día desearía que cualquier joven debería de experimentar, esa etapa de estrés y risa nerviosa, de no saber que ponerte para una exposición, incluso no saber que hacer en las clases libres, si acostarte a “pastear” un rato o irte al centro de cómputo a terminar tus pendientes, el tiempo no era suficiente y de las ganas ni se diga, al principio todos parecían ser felices, con un horario decente, con pocas horas y tarea de 5 minutos, pero cruelmente las materias te cortan abruptamente el sueño en que vivías, los exámenes cada dos semanas, calificaciones, materias de economía y maestros que parecían ser sacados de un cuento de Disney, y no precisamente como las tiernas y duces princesas.

Esos personajes de Disney fueron los que forjaron en mi un verdadero carácter que hoy en día les agradezco enormemente, las materias de herramientas financieras ahora cobran sentido, los regaños, los desvelos y las incertidumbres ya no está más, ahora están los golpes, las traiciones y las cuentas por pagar. Aunado a eso están los frutos de tanto sacrificio y de tanto desvelo, están las jugosas ganancias de una sabiduría mejor, una administración digna de reconocer, buenos amigos y excelentes recuerdos.

A continuación, les presento 30 cosas que aprendí en la universidad pero que no tienen nada que ver con estudiar:

A poner una cara de comprensión al escuchar una destrucción verbal hacia mis entregas o proyectos.
Que no todas las personas son lo que aparentan ser, maestros, amigos, compañeros e incluso administrativos.
Gran parte de las personas que te rodean quieren verte fracasar.
Todo es posible, absolutamente todo, lo que desees puedes hacerlo, pero todo tiene su tiempo, nunca varias cosas a la vez.
Casi todos los profesionistas no saben porque diablos escogieron su profesión.
Las personas inteligentes para la escuela no siempre son inteligentes para la vida.
Aprendí que las excelencias escolares no definen a nadie.
También a saber quién eres y estar feliz es más importante que cualquier cosa en el mundo.
Los grandes enemigos de tu vida se encontraban en las personas que quisiste mucho.
Que las personas que te caían en el hígado se convirtieron en tus mejores amigos.
Que trabajar en equipo te enseña a sobrevivir y desarrollar habilidades de supervivencia.
Que muchas veces las cosas no van a salir como quieres que salgan, pero estará bien.
Que hay amores tan grandes que pueden llegar a destruirte.
Que los amigos son las personas que pueden mirarte a los ojos mientras te dicen algo que te rompe el corazón.
Que cuando mis papas me dijeron “lo hago por tu bien”, realmente lo hacían por mi bien.
Que hay errores que las personas no olvida.
Que la belleza no está peleada con la inteligencia.
Que hacer lo correcto es mejor que hacer lo que es más fácil.
Que sí existen los actos de bondad.
Que existen maestros tan buenos que logran darte enseñanzas más allá de su materia.
Que el sentimiento de “no sé que hacer con mi vida” es inevitable a cualquier edad.
Que la inteligencia no mide por la carrera que has cursado.
Que sí se vale equivocarse.
Lo que no se vale, es que, a lo largo de toda la vida, te equivoques una y otra vez con el mismo error.
A que puedo llegar tan lejos como me lo proponga.
Que a veces un verdadero acto de madurez es cuando dices “necesito ayuda”.
Que no se puede ser el mejor en todo.
Que siempre tiene que tener presente la persona que eres en esta vida.
Que participar en eventos estudiantiles y extracurriculares te ayuda mucho, y más en esos momentos de depresión.
Y que habrá cosas que te harán pensar que todo en la vida está justamente donde debe de estar.

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